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'El nuevo mundo', de Terrence Malick

Terrence Malick (Ottawa, Illinois, 1943) es uno de esos directores raros, peculiares, a los que el estilo Hollywood y la publicidad se las trae al pairo. Aborrece las entrevistas y hablar de sus películas y encima filma de pascuas a ramos. Para muestra un botón. En los últimos treinta años sólo ha dirigido tres películas: ‘Días del cielo’ (1978), ‘La delgada línea roja’ (1998) y ‘El nuevo mundo’ (2005). Ahora parece que ha cogido carrerilla porque está preparando ‘Tree of life’. A ver cuando la estrena porque ahora está en preproducción.

‘El nuevo mundo’ (por historia y por actores) podría haber sido un éxito de taquilla, uno de esos blockbuster que tanto gustan en verano. Sin embargo, Malick no es de esos. Incluso su banda sonora, realizada por el exitoso James Horner (recordemos su gran ‘Braveheart’) es peculiar, alejada de ser destinada al gran público. ¿Exigencia de Malick? Posiblemente. Quizás visualmente no sea tan bella como ‘La delgada línea roja’ porque su fotografía es distinta, con otro tipo de texturas que la hacen más sencilla.

Porque Malick no rueda como cualquiera lo podría hacer. ‘El nuevo mundo’ podría compararse a ‘El último mohicano’ de Michael Mann, pero Mann tiene un estilo del ritmo que desecha Malick como el que tira la basura todos los días. La única similitud: que Wes Studi (uno de los malos) repite casi papel, je.

El ritmo de ‘El nuevo mundo’ o de ‘La delgada línea roja’ es peculiar, lento, pausado, detenido por planos lentos, una voz en off que explora el interior del ser humano con frases que para algunos pueden parecer ñoñas, lejos de la realidad, pero que no dejan de ser más interesantes de lo que pueden parecer en un principio.

Y es que ‘El nuevo mundo’ esgrime argumentos más actuales de lo que parece. Igual que lo hacía con ‘La delgada línea roja’, Malick vuelve a hacer lo mismo con su nueva versión del cuento de Pocahontas y el capitán John Smith.

Si alguien quiere ver una película de aventuras distinta ésta es sin duda. ‘El nuevo mundo’ se aleja de los estereotipos actuales de cine aventurero. Cine para paladares peculiares.