CULO WESTERN

'El jinete pálido', de Clint Eastwood

Con reminiscencias claras 'Raices profundas'(1953) de George Stevens, Clint Eastwood dirigió en 1985 'El jinete pálido' ('Pale Rider'), su tercer western tras 'Infierno de cobardes' y 'El fuera de la ley'. Sin duda, se trata del filme que marca un antes y un después en el estilo Eastwood y marca el inicio de su madurez como realizador. Gracias al buen hacer del director de fotografía Bruce Surtees, al montador Joel Cox y a una historia sencilla, pero sólida, Eastwood realiza uno de las películas que logró rescatar el género en la década de los ochenta.

El 'predicador' llega a un poblado de buscadores de oro acosados por un terrateniente que quiere comprarles las tierras por las buenas o por las malas. Allí entablará amistad con una familia e incluso las dos mujeres de la casa no esconderán su atracción hacia él. Y Eastwood lo muestra tal cual, sin esconderse. Una de las mujeres es tan sólo una adolescente que tendrá un papel fundamental en el influjo que 'Raices profundas' tiene en el trabajo de Eastwood.

Pero el director de 'Sin perdón' no sólo muestra tal cual estos sentimientos tan mal vistos en otro tiempo sino también la violencia. No se corta a la hora de mostrar primeros planos del 'predicador' cargando su revólver Remington y las consecuencias que lleva recurrir a la violencia: las balas traspasan los cuerpos, la sangre aflora y la gente muere, claro. Lo muestra tal cual, sin cortarse un pelo... Y el duelo final (impagable, genialmente rodado, con montaje seco y cortante) es prueba fehaciente de ello.

Se le podría acusar de muchas cosa, pero Eastwood no es de los tipos que se esconden y tienen prejuicios. La temática de 'Sin perdón' con la que consiguió el Oscar no se entiende si no es a la sombra de 'El jinete pálido', sin duda uno de sus títulos a tener en cuenta.