Sunday, October 14, 2007

CULOCRÍTICA


Matrimonio gamberro

Otra adaptación más. Para variar. Esta vez a cargo de los siempre provocadores hermanos Farrelly, responsables de ‘Dos tontos muy tontos’ y ‘Algo pasa con Mary’, entre otras. Para rodar ‘Matrimonio compulsivo’ se basaron en un guión que escribió Neil Simon, autor del libreto de la divertida ‘La extraña pareja’, para ‘El rompercorazones’. El filme, dirigido en 1972 por Elaine May, fue protagonizado por Charles Grodin (‘Beethoven’) y Cybill Shepherd, estrella de la mítica serie ‘Luz de luna’.
Para retomar este éxito de antaño, los Farrelly lo tuvieron claro desde el principio. Necesitaban a uno de sus actores fetiche: Ben Stiller. “El papel era perfecto para él”, dicen los realizadores. Esta vez el protagonista de títulos como la loca ‘Algo pasa con Mary’ y ‘Los padres de ella’ interpreta a Eddie Cantrow, un cuarentón, temeroso de pasar por el altar hasta que conoce a Lila, encarnada por la bella Malin Akerman. Sólo una semana después de conocerse se casan. En plena luna de miel, Eddie no sólo descubrirá el verdadero carácter de su esposa sino también a la chica perfecta, Miranda, a la que da vida Michelle Monaghan (‘Misión: Imposible III’).

Si ‘En algo pasa con Mary’, ponían en más de una situación embarazosa a Ben Stiller –recordemos momentos impagables como el actor intentando desatrancarse la bragueta o echándose semen a modo de gomina-, en ‘Matrimonio compulsivo’ los hermanos Farrelly no se han quedado atrás. Es más, no se han cortado un pelo.
Stiller parece tener ganado el cielo con ellos. Pero siempre ha parecido desenvolverse bien en estos terrenos y ‘Matrimonio compulsivo’ es un ejemplo más de cómo estos roles le van como anillo al dedo. “Rodar con ellos es como estar de fiesta todo el día”, reconoce Stiller, que estaba más que deseoso de volver a trabajar junto a los Farrelly.

Definida por los propios directores como “una comedia sexual para adultos’, el filme hará las delicias de los incondicionales de este humor grotesco e irreverente. Nada tiene que ver con recientes cintas como ‘The last kiss’ en la que temas como el amor y el sexo se toman más en serio. Los Farrelly van más allá. Siempre lo hacen. Esta vez se ríen incluso del filme original del que sacaron la idea, pero han sido capaces de sacarle más jugo a la historia y de perpetrar nuevas secuencias y gags deliciosamente descacharrantes.
Sin embargo, todo tiene un precio. Y lo han pagado. En EE UU, la película ha sido calificada R por el alto contenido sexual y los chistes de mal gusto... y los Farrelly encantados. Otro de sus filmes, ‘Yo, yo mismo e Irene’ ya obtuvo la misma calificación en 2000. “Estamos felices de haber vuelto a la R”. Lo curioso es que esta pareja de éxito confiesa no tener ni pajolera idea de cómo se monta una película. “Tenemos claro lo que queremos enseñar. De lo demás se encarga el equipo técnico”.

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